Probablemente esta sea la película que tiene los personajes por los que menos simpatía y empatía se siente que he visto en el año (o sea, igual es una exageración pero es la idea la que cuenta). Y es por eso que a veces se siente como una suerte de documental y no tanto como una película. Es también por que creo que para el público no chileno puede ser más difícil de ver que para nosotros que tenemos la ventaja de cachar desde antes en que historia está basada la película y por lo tanto vamos, desde antes de sentarnos en el cine, predispuestos a saber quienes son los peores del lote de personajes.
La historia (se que varios saben pero algunos no), trata de un chico en eterna fiesta, que le toca ir en una camioneta cuyo conductor atropella a un peatón (manejando en absoluto estado de ebriedad) y cosas más cosas menos, lo culpan a él.
El problema de la empatía es que este personaje (llamado Vicente) nunca es una víctima de la situación a pesar de la acusación injusta, porque por un lado perfectamente pudo ser él quien manejaba y segundo porque tanto a él como a los demás involucrados en el accidente, les importa un pepino haber matado a alguien. Para ellos eso no es tema. Ven todo como un "problema" una "molestia" que les puede traer algunos resultados no deseados como no manejar un par de años o no poder salir de viaje. De pagar con cárcel o tener remordimientos, ni hablar.
Y por cierto la película muestra de manera brutal como la justicia no existe (o al menos es mucho más amorosa y considerada) cuando el que está en la silla del acusado es alguien de familia con poder y dinero.
Por ultimo, lo más notable de la película, es que logra tener bastante humor a pesar de todo. Humor negro, por cierto, pero humor al cabo. Hay partes delirantes que se hacen más porque sabemos que pasan.
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