164/250: Blood Father
Hace mucho tiempo que no veía una película de Mel Gibson, y es que no había nada que ver porque después de varios problemas, como que Mel se nos anduvo escondiendo un poco. O para ser más justo, se entró a dormir un rato.
Blood Father no es la primera película desde su "regreso", y tampoco es una película que se vaya a ver como blockbuster en los cines (de hecho dudo mucho que llegue al cine acá a Chile), ni tampoco podríamos decir que es de aquellas películas que te cambian la vida y te crean nuevos conceptos. Pero si es una película muy, pero muy, entretenida.
Entretenida, bien filmada, rápida, con humor, vertiginosa, con harta acción, su dosis justa de sangre y el remedio ideal para una tarde de domingo sin demasiado que hacer (tiene la duración perfecta de 90 minutos además). Trata de un tipo, Mel Gibson, ex convicto ahora reformado y tatuador, que se ve obligado a ayudar a su hija (a la que no ve hace cantidad de años) a escapar de unos narcos. Como ven, nada del otro mundo, pero muy efectivo y agradable de ver.
Y hey, Mel Gibson, a pesar de todos sus defectos y líos en que estuvo, es un tipo tremendamente carismático. Aparece en pantalla y no puedes dejar de mirarlo. En la película es un tipo que ya está viejo, cansado y desencantado de la vida, y se le nota al caminar, al hablar, cuando solo mira, en las arrugas de la cara, en la barba. En todo.
En la película hace de un tipo que no tiene absolutamente nada que perder y por eso se la juega. Probablemente se hizo a si mismo.
Welcome Back, Mel (por cuanto dure)
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