Shoplifters
Llego muy placé con esta muy hermosa película, pero llegué, y creo que es lo más importante.
Shoplifters se trata de muchas cosas, aunque hay un hilo central que es suficientemente humano como para que la película ya se sostuviera por si sola. Pero la ambición del enorme Manbiki Kazoku, la hace ser una película compleja pero a la vez muy sencilla.
Podría decirse que Shoplifters trata de una familia muy pobre (el jefe de hogar tiene un trabajo precario y cuando puede se dedica al robo hormiga junto con su hijo) que un día encuentran a una niña afuera de una casa, en pleno frío y se la llevan a su hogar muy humilde para alimentarla (con lo poco que tienen). Ese hecho específico se transforma en una especie de adopción cuando se dan cuenta que la niña es maltratada por sus padres.
Entonces la curiosidad es que la niña es mucho, muchísimo más feliz en esta muy pobre familia (con padres, tía, abuela y ahora ella viviendo en como 5 metros cuadrados), aprendiendo a robar para vivir, que en las comodidades que le daba la otra casa. La de su madre.
Llama la atención además la aparente (y por momentos muy honesta) felicidad de esta familia a la que le falta todo pero en realidad no le falta nada, y como a pesar de esto, hay un hecho, un secreto, que empieza a provocar heridas.
Shoplifters, además de esto, muestra una realidad del Japón actual que pocas veces es tan abiertamente conversada y que se esconde tras la imagen glamorosa de ciudades como Tokyo, que es la enorme precarización del trabajo, y el envejecimiento de su población.
Claramente no es de las películas que podríamos decir entretiene a todo el mundo (me refiero a los que buscan más acción que nada), pero es uno de esos bálsamos curiosos.
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