Queridos, si alguno de ustedes
no ha visto la temporada 3 de House of Cards y no le hace gracia conocer de
antemano que acontecimientos ocurren, este es el momento indicado para irse a
buscar algo más que leer. Porque no es que sea el fin de esta entrada el contarles
todas y cada una de las cosas que ocurren en la temporada, pero lo cierto es que
hay muchas cosas que comentar que les podrían arruinar el día. Así que si no
quieren spoilers vayan, terminen de compartir con los Underwood, vuelven, y
todos tan amigos como siempre. Ta dá.
Que está OK.
Eso, básicamente.
Que no es lo mismo que decir que es una mala temporada (no lo es a mi juicio. Ya quisiera cualquier
serie tener una temporada así). Es que simplemente no es OH MY GOD como la
primera, ni es “Mira que está buena” como la segunda. Está bien. Entretenida.
Pero no adictiva.
Pero para no hacer de esto una letanía de lamentos (que es en lo que todos sabemos esto se va a
convertir de todos modos) vamos a partir con las cosas buenas. Porque hay
cosas buenas.
La primera y que al final del día es la piedra angular de esta serie,
es que los actores son fantásticos. Todos (o
casi todos porque demás que hay alguno que no me acuerdo que guatea un poco).
Y aunque yo sé que los aplausos para Spacey y Robin Wright han sido más que
abundantes (premios varios ya entregados),
nunca está de más agregar los propios. Porque realmente son fantásticos no solo
de manera independiente, cosa que ya es digna de destacar, sino que también de
manera conjunta. Más aún, diría que sus personajes tienen la rara e increíble
cualidad de ser absolutamente sinérgicos, es decir, logran que la presencia y actuaciones de ambos sean mucho más poderosas
que la suma de sus partes. Cierto que en esta temporada hay cosas que hacen
blanquear los ojos en lo que se refiere a los Underwood, pero de ello
responsabilizo al guión y no a las capacidades de actuación.
Pero para no quedarme corta, no puedo dejar en el tintero a Michael
Kelly, porque Doug Stamper es un tremendo personaje. Puedo no estar de acuerdo
con ciertos arcos de su historia, pero el personaje es impecable. Y así con
todos. No se me ocurre ninguno que diga “Ay este no me gustó” Les creería a
todos que son el personaje que interpretan y no un actor que está detrás.
BONUS: Lars Mikkelsen como el presidente de Rusia fue un agrado (Viktor Petrov JAJAJAJAJAJAJA que son poco
discretos por la chita. Por ultimo cambien las iniciales de Vladimir Putin).
No sólo porque me gusta el actor (cualquiera que haya salido en Borgen es de
los que yo apoyo) sino que además porque logró construir un rival de peso
para el Underwood de Spacey y eso no es menor.
Otra de las cosas absolutamente aplaudibles de la serie es que tiene
escenas realmente notables y diálogos que pueden hacerte pensar por días. No
digo que no haya problemas de guión, porque (como ya vamos a ver) hay algunos WTF, pero tal como pasa con otras
series, los problemas de guión no impiden momentos fabulosos y reflexiones
maravillosas. Y si esos momentos son interpretados por actores que están en un
momento fuera de serie, no hay más que disfrutarlos.
Personalmente me gustaría pasarme la tarde destacando momentos que me
gustaron mucho (como por ejemplo la
mayoría del episodio 6 en donde Claire conversa con el compadre preso en Rusia
mientras Francis está en negociaciones con Viktor Petrov), pero en honor a
la longitud que puede alcanzar esta entrada (recuerden que aún me falta el pataleo por lo que NO me gustó),
quiero destacar el discurso de Underwood cuando lanza el programa America
Works. “You are entitled to nothing” es una tremenda escena y una gigantesca
interpretación. Fuerte, profunda y llena de significados y mensajes. Más aún,
de alguna forma es una bofetada a mucho por lo cual “el mundo” ha estado en un
tumulto el último tiempo, no en el sentido del trabajo, sino que en el sentido
de la seguridad social. Se hace cargo de lo mucho que nos indigna que la gente
no tenga salud o una vejez digna, y nos escupe diciéndonos que es culpa
nuestra. Obviamente no es fácil estar de acuerdo con el discurso, pero es muy
difícil no aplaudirlo por cómo fue propuesto (abajo les dejé el link por si quieren revivirlo, cachen que ando buena
onda)
Ahora, si las actuaciones están excelentes, y estamos llenos de momentos
y diálogos muy buenos, ¿qué falla que esta temporada no es una serie
espectacular como aquella temporada 1? El guión. Como un todo, como el hilo
conductor, como el que desata las situaciones… como el movilizador de
personajes.
Cuando terminó la temporada 2, que me gustó bastante a pesar de no ser
como la 1, recuerdo haber quedado con sentimientos encontrados. Dado que
Francis Underwood es un personaje con códigos de ética tan propios (por no decir tendientes a inexistentes),
con objetivos tan claros, pero al mismo tiempo con relaciones tan interesantes,
se me hace difícil no formar parte de su “hinchada”. Sé que varios no sienten
lo mismo, pero para mí verlo triunfar es casi un orgullo, por lo cual cuando le
ganó el gallito a Tusk (que enorme
personaje), me faltó poco para tirar challa. Sin embargo cuando al terminar
la temporada 2 lo vi convertirse en presidente (de la manera menos convencional que se me pudiera ocurrir) dije “¿Y
ahora qué?” ¿Qué oposición o que reales enemigos tiene el “hombre más poderoso
del mundo libre”?
Porque cuando Francis Underwood congresista o hasta Vicepresidente
tenía que rendirle cuentas a un personaje con más poder que él, tenía que
valerse de toda su astucia, contactos y ambición para salir airoso, y eso era
una delicia para los espectadores. Pero como Presidente no tiene que rendirle
cuentas (me refiero de manera real) a
nadie. Y si se le presenta un problema que se ve sin salida, él crea la salida.
¿El senado no quiso a Claire de embajadora de la ONU?, él la nombra y la
impone. ¿El congreso no quiere darle plata para America Works?, él interpreta
una ley a su pinta y le saca plata al fondo para catástrofes. A todo le busca
una salida del tipo tanque y no de la manera torcida y sutil en que lo hacía en
la primera temporada.
Extraño la maquinación, las horas sin dormir, las conversaciones en
pasillos y las palabras con doble significado que en esta temporada fueron más
bien escasas. Pero sobre todo extraño la relación con Claire.
Alguna vez escribí una entrada llamada “Por qué usted tiene que ver
House of Cards” a pito de la primera temporada, y revisándola, sigo estando de
acuerdo con casi todo lo que puse (y ha
pasado casi un año y medio, que no es poco para una cabeza tan volátil como la
mía). La pareja de los Underwood es (¿era?)
absolutamente fascinante por lo atípica. Y la serie lo sabe, perfectamente.
Tanto así que en el capítulo del libro destinado a America Works que Tom Yates
les escribe (personaje tristemente
subutilizado) deja patente la relación de una manera fantástica. Dos
iguales que juntos son invencibles. ¿Por qué entonces desarman el centro de la
serie? ¿Por qué? ¿Por qué? ¿Por qué?
Puedo entender que sea para remover un poco cierta inercia. Perfecto.
Puedo entender que haya una necesidad de que en algún momento uno de los dos
sintiera que no estaba totalmente satisfecho con su vida o con lo que le tocaba
con su parte del trato. Bien. Entiendo incluso (aunque no me guste demasiado) que alguno de los dos, en este caso
Claire más que Frank, se acuerde que existe algo llamado consciencia y eso le
pese, pero ¿por qué si House of Cards se dio y consiguió el lujo de romper
esquemas con una pareja que sigue solo los códigos que ellos mismos se inventaron
y que efectivamente solo reconocen al otro como su igual están tratando de
llevarlos por un camino llenos de clichés?
¿POR QUÉ?
Hubo momentos en que pensé en que la situación podía salvarse, que
podían volver a ser un engranaje (hasta
me pareció tierno-lindo-aaaw eso de que renovaran votos), pero al final la
cosa se fue cuesta abajo. Claire pasando desde el personaje formidable que es a
la mujer que se siente opacada por el marido y en lugar de buscar su camino con
la herramienta fundamental que él (Frank) es, entra en pataleta y se va. No
digo que no sea “entendible” (porque recordemos
que también se echó mano al cliché de Soap Opera del marido maltratador),
lo que digo es que de esta pareja en particular esperaba otra cosa.
Porque a menos que den vuelta la tortilla totalmente, lo que nos queda
esperar para la temporada 4 es que la batalla ya no sea los “Underwood vs el
mundo”, sino que “Underwood vs Underwood”. Y esa historia ya la hemos visto
muchas veces, creo yo.
Finalmente, y una de las cosas que más me hizo ruido (detesto esa expresión, pero en este caso
queda bien así que me aguanto), es el ritmo de la serie. La primera
temporada (y parte de la segunda aunque a
veces lo pierde) tienen una idea central muy, pero MUY clara que es la que
da forma a todos los episodios, y algunas historias anexas que sirven para
ponerle “sabor”. Todo obviamente se relaciona de algún modo u otro, pero
siempre hay un motivo central que nos mueve.
En esta temporada sentí que había tantas leseras de las que estar
pendiente que a veces se hacía hasta (que
feo decir esto) latero. Me encanta el personaje de Doug, lo he dicho más de
una vez, pero que el primer episodio se tratara prácticamente de él en el hospital
y otro se trata de él con depre, fue bien fome (lo cual no quita, vuelvo a decir, que Michael Kelly sea un capo).
Perdí el hilo, me costó concentrarme.
Además habría preferido que la serie tratara abiertamente o de America
Works o del conflicto con las Naciones Unidas, pero poner DOS temas tan pesados
hacía que fuera difícil que compartieran los capítulos de la serie, más allá de
que obviamente entiendo que un presidente se ocupa de varios temas a la vez, no
soy TAN pava. Por eso hay episodios que se tratan de una cosa, y otros de la
otra, pero en prácticamente ninguno se trató de ambas. Y si sumamos que ya para
el final la serie se trataba de la campaña presidencial, entonces tenemos que
al final fue como ver un batido de 3 series en una.
Como dije, y a pesar de lo que pueda parecer luego de esta mini
pataleta (je), la tercera temporada de House of Cards no es mala. De hecho si
alguien me dijera que puedo ver la temporada 4 mañana, yo me subo de inmediato
a ese barco. Sin preguntar nada. El tema es que de algún modo, y en una opinión
totalmente personal, creo que hay demasiados factores que hacen mella en “el
alma” de la serie. En lo que la hizo distinta a cualquier cosa que habíamos visto.
Y eso se siente.
Pensamientos Random y bla bla
bla (o sea cosas que no supe donde
más poner y que no quiero dejar de comentar)
-A pesar de que como espectadora estoy más que dispuesta a dejar que
los guiones a veces creen situaciones inverosímiles por el bien de la serie, en
esta temporada House of Cards tiene varias situaciones realmente WTF (No malas, sino que WTF). Porque ¿en qué
cabeza cabe que alguien vaya a permitir que la primera dama de USA duerma en
una celda rusa por mucho que esté conversando con un preso que parece no ser
peligroso? De hecho ya es raro que la dejaran tener aquella conversación “privada”.
¿Y dónde la vieron que el presidente de USA iba a tener una reunión con el
presidente de Rusia en un búnker en zona de guerra? Ya pues, algo, un mínimo de
seriedad para estas cosas.
-Una cosa que me encantaba de la serie era que utilizaran las
tecnologías de la información actuales como parte del día a día. Veíamos como
se enviaban mensajes de whatsapp, como la gente tuiteaba (que Zoe muriera no significa que nadie más pueda tuitear), etc.
Todo eso se perdió en esta temporada. Ni siquiera vimos algo tan medieval como
el mensaje de texto. Sólo vimos a Frank jugando en el tablet (y ya bajé el juego. Je)
-House of cards tuvo (y a veces
sigue teniendo para ser justa) esa maravillosa habilidad de no tener que
autoexplicarse ni ser obvia para que los que estamos atentos entendamos que
pasa o que puede pasar. Sin embargo, en esta temporada, siento que fueron
majaderos con el tema de que Claire se siente “insatisfecha”. Faltó que lo
publicaran en el diario. Entendimos con las primeras pistas, en serio, no era
necesario tanto drama. No en House of Cards. Y ¿es idea mía o es muy obvio que más
de una persona le haya dicho a Claire que “la quieren más” que a Francis y que
si “ella fuera candidata” votarían por ella? Porque si la batalla de los
Underwood va a ser por la presidencia sería uno de los WTF más grandes que
podrían esperarse de la serie. No poh.
-¿Cacharon que el Senador Héctor Mendoza se fue sin pena ni gloria?
Bueno lo que pasó es que el actor se fue a otra serie y el horario no le daba
para grabar las dos. De todas formas podría haber sido más digna la salida.
-Me encantó que para interpretar rusos hayan usado rusos. No, en
realidad Mikkelsen es danés, pero habla bien el ruso (creo. Habría que preguntar a un ruso). Pero los embajadores y demás
son rusos for real y es un agrado que poco a poco se vayan utilizando actores
de la nacionalidad que corresponde. ¿Para qué poner a un gringo hablando con un
acento raro que no es ni fu ni fa si hay actores rusos disponibles? Aplausos.
-Otra cosa que rescato es como la serie toma elementos de la realidad,
del día a día para darnos la sensación de no estar viendo una serie, sino que a
la vida de alguien. La aparición de Stephen Colbert fue todo un acierto. Nunca
hay que despreciar a la cultura pop como creadora de realidades.
-Tengo una duda con respecto a la muerte de Rachel (pobre). ¿Doug la atropelló? Al final es
eso lo que se da a entender ¿cierto?
-¿Qué fue del ex presidente? No es que crea que tiene que aparecer,
pero podrían que sea haber dicho que no sé, se retiró a una casa de campo, por
decir algo. Lo mismo con Linda, porque yo me había quedado con la impresión de
que ella iba a pasar a formar parte del batallón anti-Underwood. Pero nunca más
la vimos.
Ya chaíto. Ahí les dejo el link que les prometí.
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