Midsommar
Midsommar es la segunda película de Ari Aster, quien debutó como director ni más ni menos que con Hereditary. Una de las mejores y más terribles películas que he visto, y que hasta el día de hoy no se bien como sobreviví.
Ya les he dicho muchas veces que soy bien cobarde en lo que películas respecta y tiendo a hacerle el quite al cine de terror simplemente porque me da miedo. Eso, hasta que aparecen películas de terror con buenas críticas, entonces mis ganas de ver buen cine le ganan a mis miedos y las veo. Así vi Hereditary, que es realmente buena y da mucho miedo, y por eso vi Midsommar.
Y las buenas noticias (para mi) es que no da tanto miedo... en realidad no da miedo, pero eso no significa que no sea buena, porque de hecho, es MUY buena. Al menos a mi me gustó mucho porque tiene una suerte de magia siniestra que la envuelve que es súper hipnótica.
Visualmente es hermosa y además está llena de símbolos, metáforas y caminos trazados (que uno adivina antes pero no por eso pierden atractivo). Y toda esta belleza, es un mérito enorme en una película que además logra ser perturbadora, porque afecta a nuestro sentido más básico de normalidad.
Si alguien se lo pegunta, si hay sangre, si hay momentos que te hacen encoger, pero como parte de un todo tan bien orquestado, que finalmente se acepta como un segmento de una obra completa.
En definitiva, Midsommar es una obra hecha con meticulosidad, y hasta podríamos decir con amor del director y creador con su obra y con los espectadores. Ari Aster nunca sobre explica porque confía que el espectador, el que mira, el que está interesado y atento, encontrará las señales que él dejó y les dará su correcto significado... u otro nuevo. Hoy en día se agradece esa muestra de confianza en nuestra inteligencia.
De todo gusto.
PS: Cuento aparte el enorme año que ha tenido Florence Pugh. Una de mis favoritas últimamente.
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