viernes, 27 de marzo de 2009

La maravillosa expectativa


Es muy curioso lo que pasa con el fin de semana.

Seguramente para aquellos que aman e idolatran su trabajo o estudio, estas palabras no significarán nada, pero para todo el resto que sin detestar necesariamente el trabajo, e incluso considerándolo agradable tenemos una notable inclinación hacia la vagancia absoluta, va este pensamiento.

Estamos toda la semana esperando el fin de semana. Todos los días. Pero una vez que aquellos mágicos días llegan no los disfrutamos tanto como podríamos, porque pensamos que se van a acabar.

En realidad el mejor día es el viernes, aunque es día laboral. La gente sonríe y está más relajada. ¿Cómo no estarlo cuando se avecinan DOS días de vagancia? (bueno al menos es así en el mejor de los casos ya que hay gente que trabaja en sábado, y muchas veces los estudiantes se pasan el fin de semana estudiando. Pero hagamos un promedio) Más aún, dos días en los que uno se puede despertar a la hora que simplemente se le abran los ojos. En palabras simples, el viernes en la noche es una suerte de paraíso terrenal de horario restringido.

El sábado en la mañana, y las primeras horas de la tarde también forman parte de aquel paraíso. Las horas de gracia, digamos. Pero ya el sábado en la noche comienza la desazón. El día siguiente es domingo (también conocido como fomingo) y posterior a éste el inexorable lunes. De más está decir que el Domingo en si mismo, aunque a veces tienen sus luces, es medio digno de cementerio.

Y llega el lunes. Siempre están los que son optimistas que se rebelan ante la idea de sentirse cansados o con síndrome de vagancia agudo el primer día de trabajo luego del descanso del fin de semana, y también están los otros que simplemente se entregan a ello y se quejan todo el día de que los días de descanso son muy pocos (a todo esto yo apoyo firmemente la idea de que deberían ser 3 días)

El martes es el día atroz de la semana, y ni siquiera los más alegres se atreven a negarlo. Es un día que queda como en un limbo emocional. No es lunes, por lo tanto no está realmente comenzando la semana, pero aun falta mucho para que se termine. Además en las universidades, colegios y demases, suelen ser los días de las materias más aburridas, difíciles y/o largas. Un día destinado al desastre melancólico (no siempre pero insisto en el tema de los promedios)

El miércoles ya ha pasado la tormenta, es la mitad de camino, comenzamos a divisar el fin de semana que se acerca, el jueves ya estamos casi ahí, y el viernes vuelve a explotar la maravillosa expectativa en todo su esplendor.

Me pregunto si es evitable esta expectativa. Si es posible vivir en el día a día sin pensar en mañana, la próxima semana, ni el próximo mes. Y ya pensando en ello, no se si me gustaría. Después de todo es emocionante la expectativa.

1 comentario:

  1. Me gusta como escribes!!!!!!!

    me encantó el post (aunque parece que loe stoy leyendo tarde, pero no importa, todos los dias son asi XD) me identifiqué con esto, wao es curioso como se generaliza un pensamiento tan vago... mmm see los martes son las peores materias, los miercoles suelo pensar que voy a la mitad que solo faltan dos dias y bueno, el jueves es eso "el jueves casi viernes" y luego el viernes, tengo suerte de salir temprano los viernes de la uni y realmente ese es el dia del finde que disfruto mas XD

    Argus Lightfire Mendelius

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