lunes, 13 de abril de 2009

La mamá


El otro día le dije a mi mamá, a pito de que mi hermana tiene una hija bebé “que raro debe ser el ser mamá. Porque no puedes cansarte de tu hijo (digamos en la gran mayoría de los casos). No es como cuando te cansas de tu marido o pareja, en que te puedes divorciar por ejemplo, pero de los hijos no. Son tuyos y ya está”

Mientras decía eso no me di cuenta que mi mamá me blanqueaba los ojos como diciendo “esta niñita que dice cosas de tarados…”, pero después me lo dejó claro diciéndome con un tono entre condescendiente, de risa y de paciencia “¿¿Pero como uno se va a cansar de los hijos??, por Dios las cosas que se te ocurren”

Estuve a punto de preguntar (no sin un deje de indignación) porque se me trataba como si hubiera planteado la mayor de las obviedades, cuando para mi no tenía nada de obvio. Y eso fue justamente lo que me detuvo, pensar que para mí no es obvio, pero que tal vez para una persona que ya es mamá, lo que dije fue una estupidez supina.

A veces me pongo a pensar en las mamás (y como solo tengo una, es la que utilizo de modelo) y la verdad es que tienen que querer mucho a los hijos, porque damos bastante trabajo (y eso sin agregar que somos un gastadero de dinero) Es cierto que hoy en día los papás también toman bastantes responsabilidades, pero en realidad es la mamá la que se la lleva salada (y vuelvo a repetir que es mi experiencia personal)

Más allá de las cosas que saltan a la vista, como las reuniones de apoderados del colegio (que mi mamá asumió que ya con el tercer hijo se ponen bastante molestas), que te llame la inspectora, que los niños se enfermen, o que se porten mal, etc etc, las mamás ejercen de traductoras (cuando los niños recién comienzan a hablar y no se les entiende ni papa de lo que dicen), de psicóloga infantil, adolescente y post púber, de ocasional gendarme (nunca falta el que castigan y quiere escapar) de cuerpo diplomático y mediador papal (especialmente cuando el número de hermanos se incrementa con pocos años entre unos y otros), cocinera (no siempre pero si muy seguido) doctora de males indescriptibles (lo que incluye ser chamán, parapsicólogo, e incluso telépata) artista plástica (en especial cuando el niño en cuestión tiene 0 talento artístico) artesana (lo mismo que antes pero en otros ramos), profesora, chofer y tantos otros oficios que podemos imaginarnos.

Sin embargo se las arreglan, y ¡oh sorpresa!, hasta lo disfrutan. Eso aunque lleguen cansadas, o hayan tenido un mal día, o tengan hambre, o quieran que se las trague la tierra.

Toda una hazaña si me preguntan a mí que no tengo ningún problema en mandar cosas a la punta del cerro cuando no tengo ganas de pensar, trabajar o de moverme.

He pensado que tal vez el embarazo o el parto desarrollen una hormona o sustancia rara que dispara el instinto materno, o que produce una cascada de reacciones cerebrales y/o del alma. Sea lo que sea, sigue impresionándome que una mamá esté dispuesta a hacer tantas y tan variadas cosas, solo por ser mamá.
Cosas de la vida.

1 comentario:

  1. Definitivamente

    Me gusta tu blog, me declaro Fan..

    Y como siempre las mamas la llevan, es impresionante todo lo que puede hacer una mama.

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