jueves, 9 de diciembre de 2010

La buena Educación

¿Que tiene de malo ser bien educado? Nada. Nada que yo sepa al menos. Me cuesta imaginar (aunque he tratado e imaginación me sobra) que puede tener de malo decir por favor y gracias cuando corresponda, o saludar cuando se llega a un lugar.

Como ya se habrá dado cuenta el lector ocasional de este blog, en realidad no me refiero a la educación en un sentido académico (como un conjunto de conocimientos adquiridos en un aula, por ejemplo) sino que a los modales.

Supongo que desde el punto de vida de la convivencia reducida a su más mínima expresión, los buenos modales no son completamente necesarios. O sea, es altamente improbable que alguien muera si ve a otro comer con la boca abierta, escupir en la calle, o mascar chicle haciendo ruido, pero PUCHA QUE ES DESAGRADABLE. De la misma forma, la experiencia ha demostrado que nadie se muere por no comer carne (pero uf que es rica, al menos para mi), ni tampoco por no ir al cine ni leer un buen libro, pero vaya que agradable es.

En definitiva, no es necesario que la calva ande metiendo la guadaña en medio para hacer o no ciertas cosas, o comportarse de esta o aquella manera, sino que se hace, o al menos considero que debiera hacerse, solo por consideración hacia el otro y algo de amor propio.

Me tomo la libertad entonces, de dejarla primera parte de mi decálogo de buena educación (modales). Es posible (más aún probable) que falten muchas cosas por señalar, pero confío en el buen juicio y colaboración de cualquiera que pueda pasarse por aquí para aportar a la causa.

1. Utilice siempre, pero SIEMPRE que la situación lo amerite aunque sea en un mínimo, las siguientes palabras. Por favor, gracias, hola (o expresión de saludo similar) y chao (o expresión de saludo similar). Aquí, eso que le llaman intuición juega un papel importante. Usualmente a uno le cae la teja de cuando es necesario dar las gracias. Tampoco exagere que es cierto que se hace molesto un bombardeo de agradecimientos.


2. ¿Vio aquellas ocasiones en que hay mucha gente y usted no puede pasar (imagínese querer bajar del metro en hora punta habiendo sido el primero en entrar), o va apurado y la persona de adelante camina a la velocidad con la que trabaja el parlamento? En estos casos ANTES que dar un empujón, lo cual no solo es causal de accidentes sino también de pésimo gusto, le recomiendo utilizar el “permiso”. Aunque existe cierta creencia popular de que nadie hace caso de cuando se pide permiso, le prometo que si resulta la mayoría de las veces. Probablemente permiso fue lo que Moisés le dijo al mar rojo para que se abriera, y ya ve lo bien que funcionó eso.


3. Masque la comida manteniendo la boca cerrada, por favor. No es que deba comer con la boca cerrada (aunque así lo decimos todos) porque para ciertas etapas del comer, como por ejemplo esa en que se ingiere el alimento, se necesita si o si abrir la boca. El tema es que mientras masca, los labios deben permanecer, idealmente, juntos uno con otro. Cuando esto no ocurre, no solo corre el riesgo de verse realmente mal, sino que además de perder lo que come, por lo tanto no estoy sino cuidando sus alimentos.


4. Ciertamente unido a lo anterior, esta el tema de mascar chicle. Los pongo por separado porque el tema del chicle es mucho más recurrente que el de la comida (la que se traga digamos). Ya per se encuentro que no es de lo más lindo ver a alguien mascando constantemente, pero bah, la verdad no tengo mayores problemas (y a veces un chicle tiene mucho que resolver en nuestras atribuladas vidas), pero aguantar que alguien esté todo el rato mascando con la boca abierta es de lleno insoportable. Ya conocerá usted, asiduo consumidor de chicle, que cuando este se masca el proceso no es silente, muy por el contrario, hace bastante ruido. No existe ninguna necesidad de que todos nos enteremos de su jugueteo con la goma de mascar de turno, por favor, evítenos el mal rato. Si a esto le suma las razones expuestas en el punto anterior al referirnos al ítem general “comidas” verá que tiene mucho que perder y poco que ganar con el tema del mascado a viva voz. Ah, como Bonus track, le cuento que el tema de hacer globitos tampoco es lindo una vez superada cierta edad (seamos flexibles y pongamos los 12 años). Es mucho menos grave que mascar con la boca abierta, pero feo de todos modos.


5. Este último punto (de la primera parte, recuerde que es decálogo) no existía hasta hace algunos años, o al menos no de la forma que existe ahora. Le explico porqué. Hasta hace algún tiempo atrás no existían los famosos “teléfonos inteligentes” léase Blackberry, iphone o ya puestos cualquier mini aparato que permita conectarse a internet y leer un mail. Es de pésima mala educación, pero pésima créame, ponerse a revisar mails, chatear, mirar facebook, twitear, revisar paginas porno o cualquier cosa que usted haga en la red mientras otra persona requiere su atención. NO LO HAGA si está en una reunión, una presentación, un almuerzo, o aunque sea conversando del clima o de las cuncunas con algún ciudadano de dudoso interés. Si la cosa lo aburre tanto, fije la mirada en un punto, ojalá con cara de concentración máxima, y de pronto, si siente que es requerido, intercale palabras tipo, ”claro”, “cierto”, “aja” o cualquier otra que usted utilice habitualmente. Advierto que esta actividad es peligrosa, ya que puede terminar aceptando algo que ni de broma habría aceptado en otra circunstancia, pero es su riesgo si lo corre. Igual si prestara atención de verdad podría sacar algo bueno en limpio.


Hasta aquí lo dejo por ahora. Voy y vuelvo a por las otras 5

No hay comentarios:

Publicar un comentario