miércoles, 18 de mayo de 2011

Quedarse afuera

Me refiero principalmente al hecho de salir sin las llaves de la casa y después no poder volver a entrar. Asumiendo por cierto de que en el hogar no hay nadie que pueda hacerte el favor de abrir la puerta.

El otro día llegué a casa y encontré a mi mamá afuera esperando que llegara alguien (llevaba 5 minutos si) porque se le habían quedado las llaves. Al verla pensé en las incontables posibilidades que existían que nos quedáramos las 2 afuera, dado que siempre es un misterio de si mis llaves están o no dentro de mi bolso. Le hice saber que estábamos ante un misterio, y juntas pasamos esos largos y angustiantes segundos en que busqué mi llavero y luego soltamos la respiración que habíamos estado conteniendo cuando encontré (previo típico tintineo de llaves) el medio para escapar del frío nocturno.

Ahora, si a mi mamá se le olvidaron las llaves, es señal de que es aceptable de que lo mismo le pueda suceder a toda la humanidad. Entiéndame. Si a mi mamá, que se acuerda de los cumpleaños de toda la familia, incluyendo generaciones pasadas, de amigos y de la familia del jefe, que se acuerda de cosas que uno dijo hace como 8 meses y que además suele tener una idea aproximada de donde se encuentran todas las cosas de la casa (aunque el dueño no tenga idea) se le olvidaron las llaves, sin duda que le puede pasar a cualquiera.

El problema es que a mi me ha pasado 4 veces. Y en todas las ocasiones estaba con mi abuela (paterna. Zuni para los amigos), lo cual lo hace más curioso porque fue a dos cabezas medianamente racionales a las que no se les ocurrió recordar que para abrir una puerta es necesario tener llaves. Cuatro veces. Para peor como dichos acontecimientos ocurrieron (todos) hace más de 10 años tampoco era masivo el uso del celular (yo al menos tengo hace como 5 o 6 años, por ejemplo) por lo tanto tampoco era llamar a todo el mundo hasta encontrar a alguien que te solucionara el problema.

La primera vez fue en la casa de ella. Fui a dormir a su casa y tenía como 10 años, asique creo que no se me puede culpar del hecho porque a esa edad era bien pava. Lo sigo siendo pero la edad ya no es disculpa. Y fue la más grave, a mi parecer, porque nos íbamos a quedar las dos no más, no había nadie más en la casa y por lo tanto no teníamos perspectiva de volver a entrar hasta el día siguiente. La salvación fue que por esas cosas de la vida cósmica, la Carmen, que en ese tiempo trabajaba para mi abuela y que era joven y atlética y tenía día libre, recordó que tenía algo en la casa y fue a buscarlo para encontrarnos sentaditas en la vereda cuan indigentes. Ella tampoco tenía llaves (utas la gente atroz!!) pero si la energía suficiente para entrar por la casa del vecino (muy amable) saltar la pandereta y caer en el patio donde estaba el Toby perro guardián de la casa que en realidad no cuidaba nada pero uno nunca sabe. Y nos abrió. Y fuimos felices.

La segunda vez fue internacional, y se nos sumó mi primo. Estábamos de visita donde mis tíos que vivían en una ciudad llamada “Los Teques” (en Venezuela) y toda, pero TODA, la familia (cuyo número sólo era igualado por una horda vikinga) quiso ir a visitar a otra tía que vivía en Caracas. O sea un viaje de un par de horas que el trío ya mencionado (abuela, primo y quien relata) prefirieron no realizar. Se fueron todos y nosotros salimos a despedirlos a la puerta, incluso haciendo chao con la mano. Cuando perdimos los autos de vista volvimos a entrar… pero en realidad no pudimos porque cerramos todas las puertas y obviamente salimos sin llaves. Y sabíamos que la visita a Caracas no iba a ser corta. La ventaja eso si, es que nos quedamos en el patio y no en la calle, y mi tío tenía una suerte de bodega donde tenía un refrigerador lleno de comida y además un baño. O sea no moriríamos ni de hambre ni de ganas de ir al baño. Y en Venezuela lo que menos hay es frío, así que tampoco moriríamos de eso.

La tercera y cuarta vez fueron idénticas (lo que agrava la cuarta) y extremadamente parecidas a la segunda recién relatada (lo que agrava a la tercera y cuarta). Ambas ocurrieron en mi casa y consistieron básicamente en quedarnos en el jardín sin posibilidad de entrar a la casa. Lo peor es que ni siquiera me acuerdo por qué salimos de la casa al patio. Probablemente estábamos en el jardín haciendo sabe Dios que (porque ninguna de las dos era un prodigio de la jardinería) y se nos cerró la puerta y las otras estaban con llave. En ambos casos nos rescató mi mamá que fue la primera en llegar de la oficina, tipo 7 de la tarde, y considerando que una de las veces nos quedamos afuera tipo 3, no fue una espera menor.

Entonces la moraleja es: Siempre revisar si tiene las llaves de la casa encima cuando va a salir. Sin embargo, yo más que nadie como se habrá dado cuenta, sé que eso es imposible para muchos de nosotros. Se nos olvida, no se nos ocurre, andamos pajareando y miles de razones más. Entonces le presento alternativas:

1.- Si no es de los que vive solo (a) no es tan grave porque tarde o temprano alguien le va a abrir la puerta. La cosa se complica si, por ejemplo, se queda solo porque los demás se van de viaje o andan de fiesta. En este caso pase al punto 2.

2.- Si vive solo, su familia es pajarona en general, cosa que me consta existe (dentro de la mía para partir) o bien ocurre lo mencionado en el punto 1, no es malo dejar una copia de las llaves en la casa de algún familiar o amigo muy querido y responsable. Incluso no responsable, el tema es tener un plan B para poder entrar. Y como ahora gracias al celular es cosa de llamar no más, es bien simple la cosa.

3.- Si falla todo lo mencionado, asegúrese de saber, o al menos tener una idea aproximada de cerrajeros que estén cerca. O de saber quien sabe donde puede encontrar un cerrajero. La lata es que usualmente rompen la chapa y todo eso, pero bueno, quien lo manda a andar con cabeza de pollo y no sacar las llaves ¿no?

Hay gente que tiene llaves ocultas en maceteros, marcos de las puertas y cosas así. Lugares secretos. Pero la Ley de Muprhy dice que los lugares secretos eventualmente dejan de serlo y quien lo descubre sea en un porcentaje no menor un ladrón. Personalmente creo que es mejor irse a dormir una noche a otra parte a que te roben todo ¿no?

Ya Chao.

1 comentario:

  1. Que notable!
    Me recordaste una historia digna de escribir en mi blog, pero si me permites, algo puedo adelantar. Ocurrió luego de un matrimonio al que asistimos con mi hermano, con quien viviamos en una casa. Resulta que el evento era en Sn Vicente de Tagua Tagua, donde todo se desarrolló como Dios manda. El punto es que decidí volver a Stgo con unos tíos lejanos, ya que mi hermano quería seguir la jarana hasta el otro día. Mis tíos me dejaron fuera de casa y se fueron...y las llaves no están.
    Enero-Nadie-6:30 AM-Sin llaves y post matrimonio.
    Me pasé la mañana recordando a Macgyver haciendo las cosas más insólitas para poder entrar. Lo logré y la forma fue digna de contarla.
    Salud

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