sábado, 13 de agosto de 2011

(No) Está a la venta

“There's plenty of money out there. They print more every day. But this ticket, there's only five of them in the whole world, and that's all there's ever going to be. Only a dummy would give this up for something as common as money. Are you a dummy?” Grandpa George (Charlie and the Chocolate Factory)

“Hay mucho dinero allá afuera. Imprimen más cada día. Pero este ticket, hay solo cinco como él en todo el mundo, y es todo lo que va a haber. Solo un tonto renunciaría a esto por algo tan común como el dinero. ¿Eres tú un tonto?” Abuelo George (Charlie y la Fábrica de Chocolates)

Me acuerdo que la primera vez que vi Charlie y la Fábrica de Chocolates en el cine, cuando el abuelo George le dijo esta frase a Charlie pensé: Valiente e inteligente. En definitiva, un tipo sabio el abuelo George.

La cosa es así: Charlie era un niño cuya familia era muy pobre. Vivían en una casa muy pequeña y que se mantenía en pie solo por magia antigravitacional, él, sus padres y sus cuatro abuelos (todos acostados en la misma cama, nótese. Los cuatro abuelos digo). En la misma ciudad, que nunca sabemos cual es, hay una enorme fábrica de chocolates (y dulces y cuanta lesera quisiera uno comer cuando chico) la cual Charlie mira y mira todos los días pensando en lo mucho que le gustaría conocerla y en cuanto le gustan los chocolates, pero como es muy pobre, no tiene dinero para comprar. Eso sí cada cumpleaños le regalan uno.

Un día, el dueño de la fábrica (el misterioso Willy Wonka a quien nadie ha visto en años de años ya que nadie sale ni entra de la fábrica… excepto camiones con dulces varios) anuncia un concurso en que regalará 5 tickets para entrar a conocer la fábrica. Los tickets están escondidos en (duh) barras de chocolates que se repartieron por todo el mundo.

Como cualquier niño, y sobre todo por ser él, Charlie sueña con conseguir uno de los 5 tickets, sin embargo por televisión ve como chiquillos insoportables van adquiriendo los boletos, lo cual evidentemente va disminuyendo sus posibilidades de conseguir uno. Por si fuera poco, la manera en que consiguen el preciado tesoro no es de las más limpias (una niña obliga al papá a comprar prácticamente la dotación de la tierra de chocolates hasta que lo pilla, otro lo saca con un cálculo, otro glotón le sale porque no podía no salirle y a otra le sale porque sus ansias de ganar la llevan a conseguirlo, nunca supe muy bien porqué).

Por esos días resulta ser cumpleaños de Charlie, con lo cual le toca recibir una barra de chocolate y junto con esto la ilusión de encontrar el último ticket para entrar a la fábrica… pero su chocolate no venía premiado. Dada la decepción uno de sus abuelos le da una moneda que tenía ahorrada hace años para comprar otro chocolate, pero el ticket tampoco estaba ahí.

Cuando ya se habían perdido las esperanzas (simplemente no había más posibilidades de comprar una nueva barra), Charlie encuentra 10 dólares botados en la calle, y aunque piensa darles el dinero a sus padres (que ahora más encima están cesantes) se da el lujo de comprar una barra de chocolates, fuera de presupuesto como quien dice.

Y encuentra el ticket ganador que quedaba.

Así de suerte. De inmediato un señor que se da cuenta que pasa, le ofrece cambiarle el ticket premiado por una bicicleta. Otra señora le ofrece comprarlo en 500 dólares. Charlie rechaza las ofertas, corre a casa y al llegar muestra su descubrimiento que, como era de esperar, emociona a todos (uno de los abuelos incluso baila una danza que alguna vez quiso ser medio celta). Finalmente llega el momento de decidir con quien irá el niño a la fábrica (porque como es niño no puede ir solo), pero en medio de la discusión, Charlie los sorprende a todos diciendo que ha decidido no ir.

Plop

¿Por qué? Porque niño y todo, Charlie se da cuenta que el ticket ganador tiene precio. Es más ya le ofrecieron dinero por él, y si una señora le ofreció 500 dólares, está claro que otros pueden ofrecerle 1000 o 1500. Más aún, a medida que se acercara la fecha de la visita a la fábrica (que dicho sea de paso era al día siguiente así que mucho tiempo para negociar no iba a tener) mayores serían las ofertas.

La familia lo piensa, con pena porque al fin y al cabo es el sueño de Charlie pero también el de ellos, así que por un momento lo piensa. Igual necesitaban la plata porque ya llevaban caleta de días comiendo sopa de repollo que más encima no queda muy buena porque tienen que diluirla harto. El repollo también escasea.

Todo esto hasta que el abuelo George (Jorge si alguien quiere imaginarlo en español) llama a Charlie, que ya imaginarán estaba triste pero no poco decidido, y le da ese pequeño sermón que puse más arriba. Y la familia en general le encuentra razón. Y a Charlie se le ilumina la cara y responde que no es un tonto. Y deciden que el otro abuelo (el que intentaba hacer la danza celta, ahora por segunda vez) es el que debería acompañarlo porque él, alguna vez en la vida, había trabajado en la fábrica.

Me acordé de esa frase cuando el otro día mi cerebro montó una rebelión en contra de la frase “Nada es gratis en la vida” Pero el tema es que si las cosas son gratis o no, en mi humilde opinión, no es el tema, sino el hecho de que hay cosas, muchas por lo demás, que por lo que significan y por lo que trascienden, no pueden ser tasadas y por lo tanto no tienen precio.

Desde aquel juguete que amabas cuando chico (al que generalmente a estas alturas le falta un ojo, una rueda o la antena) hasta un sueño.

Chao.

3 comentarios:

  1. Notable post, si pensamos hay muchismas cosas que si son gratis en esta vida y una de mis favoritas es pensar, pensar que hay tanta gente ciega, pero no de los ojos, que nos contagia su ceguera para que no podamos ver los ineptos que son y dentro de esa ceguera pasajera los elegimos como los lideres de una nacion, lamentalemente cuando comenzamos a ver de nuevo ya es demasiado tarde y tenemos que tratar de digerir frases como " nada en esta vida es gratis"

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  2. En primer año de ingeniería tuve un profesor cuya mision básica fué enseñarnos (a los ingenieros -5 años) la 2da ley de la termodinámica "Nada es gratis".. logró que lo aprendieramos.. claro esta, pero en realidad en mi humilde opinión, no es que las cosas sean gratis o no, es simplemente su verdadero valor, y llegamos a una de mis premisas favoritas.. "No es lo que cuesta, sino lo que vale".

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  3. Leyendo la filosofía del abuelo y viendo que toda la familia lo apoya es fácil entender porque son pobres. Difiero en que el chico que hizo el calculo obtiene el chocolate de una manera que no es limpia, el no hizo trampa, no acaparo todas las barras, ni uso sus recursos de manera obscena, compro solo una barra, que por cierto son menos de las que compro Charlie. No es su culpa ser mas listo que los demas

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