Aunque la idea de los posteos de viaje no era hablar del viaje en sí ya que solo me interesa a mí, me temo que para poder contextualizar el comentario del día de hoy tengo que darles una breve referencia de donde fui en la mañana.
Hoy partí a conocer el MoMA, que es el Museo de Arte Moderno de New York. Por descontado no soy una tremenda conocedora de arte, conozco de nombre a los típicos pintores y escultores que conoce un porcentaje importante de la gente que gusta de ver películas, leer y darse una vuelta por museos de vez en cuando, y de vista un poco menos de los que conozco por nombre.
Este museo tiene una colección de pinturas y esculturas originales que incluye a aquellos que la mayoría conocemos de nombre y de vista, como Picasso, Kandinsky, Matisse, Monet, Miró, Dalí (y que maravilla de pintor era Dalí, me quedé pegada como media hora mirando un solo cuadro de 30x30 cm mas o menos), Van Gogh (La noche estrellada es todo lo que han escuchado y más), y otros más modernos como Pollock y Warhol.
Hasta ahí todo bien. Perfecto para ser franca. Sin ser una de las que sabe mucho de arte (que sabe poco para ser absolutamente honesta) cualquiera se puede dar cuenta que hay algunos, como el mencionado Dalí (si, aluciné con sus cuadros) que son más talentosos e imaginativos que el común de los mortales que camina bajo el sol. Hay otros que no entiendo muy bien cual es la gran maravilla de su obra (ponte tú algunos Kandinsky son, para el ojo inexperto, algo más que rayas y ya), pero en general, los clásicos, puedo aceptar que eran gente talentosa.
Hay otros, sin embargo, que francamente WTF!!!!???? (que estaban casi siempre en el pabellón de obras entre el 1940 y 2000) No es que sean cuadros con rayas a las que no les encuentro sentido o ya puestos un par de manchas o un círculo, son ¡NADA!. Vi un cuadro que era un lienzo pintado entero de blanco, si, de blanco. No, no, no tenía brillantes, ni una rayita, ni distintos blancos por último. Era blanco entero. O sea, el “artista” tomó una brocha, pintura blanca y repasó el lienzo entero (No estoy tratando de ser ofensiva ni nada con el uso de las comillas, pero francamente yo fuera artista no me gustaría que compararan mi obra, cualquiera fuera, con un lienzo blanco).
Había otra obra (again WTF??) que eran 3 cuadros (a falta de uno) ¡¡¡3 mamita querida!!! y que por lo tanto ocupaban toda una pared (ni más ni menos que del Museo de Arte Moderno de NY) que consistía en que cada cuadro tenia un marco negro, una rayita de color (verde, azul o rojo, creo) al lado del marco y el resto del lienzo… (digámoslo todos juntos) BLANCO. En este caso ni siquiera estaba pintado blanco, era el lienzo así como la fábrica lo lanzó al mundo.
Nada más lejos de mí el querer dictar que es arte o que no lo es. En serio. Pero cualquiera diría que para calificar algo de “obra de arte” (con su correspondiente precio) tendría que tener algún tipo de trabajo encima (más allá que el de enmarcar). Si alguien que pase por aquí es de los que consideran el tipo de cuadros recién descritos como obras de arte, por favor, mis respetos y siga en la suya. Yo escaparé discretamente por la puerta del lado.
En caso de que alguien se pregunte quien es el autor de algunas de las obras mencionadas, es Robert Ryman. Hasta el momento le conozco esa blanca no más, pero en breve veré si encuentro más. A lo mejor simplemente vi una que hizo en un mal día.
PS: Tal vez soy la única pero nunca está de más preguntar: ¿Alguien más se siente ridículamente orgulloso(a) cuando ve el trabajo de chilenos (o del país propio sea cual sea) justamente reconocidos en la elite mundial de una disciplina? Sobre todo cuando se está de turista en el extranjero. No les cuento como casi di un salto de alegría cuando vi un cuadro de Matta en medio de los otros (de los buenos si)
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