miércoles, 21 de marzo de 2012

La mala película de terror


                                                                                  El otro día dando vueltas por la tele tuve la curiosa fortuna de encontrar una película que estaba comenzando (desde el nombre de la productora, queridos) y que además no había visto nunca. Dos acontecimientos que, desde el punto de vista de la televisión por cable, pensé solo se presentarían el día del apocalipsis.

Entonces me acomodé para darle una oportunidad. Salió el título (Knife Edge) y siendo la matea que soy busqué en internet que película era. En general le doy chance a todas las películas, tomando siempre la precaución que si es una de Adam Sandler, por ejemplo, al menos necesito llegar con una disposición especial a la batalla, cosa de juntar ira y reclamar a cada instante. La cosa es que averigüé que Knife Edge era una clásica película de terror, lo cual a estas alturas ya sabemos usualmente no significa nada bueno.
La vi porque francamente no tenía nada mejor que hacer en el momento, y resultó ser mala como lo esperé. No realmente mala como para cambiarla y dejar de verla, vaya, pero si mala como para lograr que soltara carcajadas en momentos que tengo la certeza no estaban destinados a causar esa reacción.
No tengo la intención de hacer ni un review ni una crítica de la película en cuestión, pero mientras la veía fui haciendo nota mental de porque últimamente encontrar una buena película de terror clásico se ha convertido en un parto (Entendamos como clásica película de terror a aquellas que usualmente incluyen elementos sobrenaturales y no las que se confunden con el thriller o aquella película de suspenso que te hace saltar), si bien aún existen algunas que hacen honor al nombre (aplausos para el cine español que en los últimos 12 años ha sacado al menos dos notables como El Espinazo del Diablo o el Orfanato)
Vamos viendo
Malos actores: No todos, por cierto, pero la generalidad de las películas de terror modernas tiene algún actor/actriz malo. O peor aún una mala actuación. A veces tiene que ver con que muchas películas necesitan un buen villano (más allá de los sucesos paranormales esperables) y el villano en cuestión no está a la altura o es una caricatura, y otras con que el  “bueno” o víctima es simplemente insoportable. Este último caso es el más trágico dado que para que una película de terror funcione, lo mínimo que hay que lograr es que la audiencia empatice (algo) con la víctima y a través de lo que le pasa se asuste y no que el espectador esté en todo momento esperando que el o la protagonista muera de una vez y finalmente el mundo quede libre de una persona tan tonta. En la película que vi, la pareja central (los protagonistas, mamita querida!!) eran malísimos. No se quienes son y la única razón por la que lo averiguaría sería para no ver ninguna película en que salgan. Como suele suceder, los actores que hacían los papeles secundarios (hermosamente llamados por los gringos papeles de soporte) lograron que no le lanzara un zapato a la tele.
Malas historias: Algunas veces (no tantas tampoco) los actores no son el problema, sino que francamente no hay nada que hacer cuando la historia es mala, y sabe Dios que de esas historias abundan en el cine de terror. Por algún extraño motivo se nos ha hecho creer que ya no se puede innovar en lo que respecta a las historias, pero probablemente no sea cierto sino que puede que tenga que ver con flojera de guión y la esperanza de que buenos efectos especiales sean capaces de superar cualquier inconveniente que un mal guión pueda acarrear, lo cual no pasa. En realidad las mejores películas de terror no tienen muchos efectos especiales y se sustentan en lograr que nosotros como espectadores pensemos lo que ellos (los creadores) quieren que creamos está ocurriendo, cosa que se puede lograr con una sombra, un ruido, un silencio y por cierto una banda sonora bien compuesta.
Clichés: Finalmente pero no por eso menos importante, el principal problema del cine de terror es que está atrapado en su propia pesadilla, es decir, en los clichés que ellos mismos han explotado por décadas. A saber:

·         Casa enorme: En serio ¿Cuántas casas desproporcionadamente grandes llenas de fantasmas puede haber en el mundo? Ya no en el mundo, ¿en el Reino Unido (donde parecen abundar más que los británicos) y en USA? Lejos de mis deseos el que se elimine a la casa embrujada como escenario clásico de película, pero de todas formas que de vez en cuando aparezca algún innovador con un edificio, un tren o un avión embrujado, no sería tan malo (ni piensen en los barcos fantasmas. Esos también están sobre utilizados).

·         Interiores de la casa enorme: Siempre pasan cosas en los áticos y en los sótanos, y la gente insiste en ir a esos lugares cuando están solos, hay tormenta, se apagó la luz y escucharon un ruido raro. Lo hacen tantas veces que de pronto pasamos del “Yo ni loca iría ahí sola” al “Por favor ente maligno llévate luego a este personaje” Como si fuera poco estos lugares siempre están llenos de utensilios terroríficos. No niego que cabe dentro de las posibilidades de la lógica que, por ejemplo, en un sótano se guarden herramientas o cuchillos que no se estén usando en la cocina, pero en algunas películas hay hachas, motosierras, espadas árabes y sabe Dios cuantas leseras más. ¡¡Y los áticos!!! En todos los áticos guardan muñecas de rostros diabólicos, fotos antiguas tenebrosas o maniquíes. O partes de maniquíes lo cual es aún peor.

·         La Niebla: Uno diría que Londres es el único lugar donde razonablemente se puede explotar el recurso de la niebla, sin embargo cuando se trata de películas de terror da lo mismo que la locación sea Tumbuktú porque igual habrá una dosis de niebla densa y húmeda. Se utiliza por razones lógicas que incluyen lo fácil que resulta causar sucesos inesperados cuando el o la protagonista no puede ver a más de 1 metro de distancia, pero aún así no sería malo recurrir a otras cosas para causar el mismo efecto. Humo pongámosle. Obviamente si además involucramos a un bosque con árboles de ramas tenebrosas que está en constante invierno, mucho mejor. Y si el bosque con niebla y arboles tenebrosos resulta ser el patio trasero de la casa gigante llena de fantasmas, ya alcanzamos una suerte de Nirvana del terror clásico.
Hay muchos más clichés. Al voleo puedo pensar en las puertas que crujen, los ruidos inexplicables, voces de niño sin dueño, niños en general (¿en qué película de terror que se precie de tal no salen niños que además se hacen un amigo imaginario que resultaba no ser imaginario sino que el fantasma?) o los cementerios en donde ocurren múltiples sucesos y aparecen diversos personajes, etc.
Nuevamente no es mi intención que no se utilice ninguno de los clichés recientemente mencionados, después de todo, no solo de pan vive el hombre pero tampoco puede vivir sin pan ¿no? La idea es que no los utilicen TODOS en la misma película, y en lo posible que no sean tan obvios que logren que uno se atore entre carcajadas que, insisto, idealmente no deberían estar presentes dentro de una película de terror.
Esfuércense chiquillos.

2 comentarios:

  1. Que onda con este post que lo ha leído caleta de gente?

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  2. jajajaja estoy disfrutando de tu blog...tus analisis son sencillamente geniales!!!!!
    el de los malos de las peliculas, y el de las pelis de terror tal cual!!!

    ahora con respecto al tema de los idiomas nativos. a nosotros no nos cuesta leer subtitulos, pero para los gringos es algo inconcebible... ellos son los dueños de la industria del cine por lo tanto todo "debe ser" hablado en su idioma aunque sea un niño famélico en Sudan...no quieren leer subtitulos..son un desastre!...

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