Aunque sea la primera vez que
hago una entrada de esta serie en particular, corren las mismas reglas que para
todas las otras entradas de este universo. A continuación vienen muchos, pero
muchos Spoilers del Episodio 9 de la quinta (y última) temporada de Breaking
Bad. Por lo tanto si por esas cosas tristes del destino aún no logras ver el
capítulo y no quieres enterarte de nada antes de verlo, este no es el lugar
indicado para estar.
Llegué
tarde, pero llegué. A ver la serie y hacer las entradas, quiero decir.
“Descubrí” Breaking Bad recién el año pasado y vi todas las temporadas en 3
semanas, pasando a convertirme (de manera
muy exitosa a mi parecer) en una más del ejército de fanáticos furiosos que
esperaba el 11 de agosto con más ansias que el apocalipsis.
Y llegó.
Y valió la
pena la espera. Porque a pesar de que es esperable que cuando una serie inicia
su temporada su ritmo sea más bien lento al compararlo con los finales de
temporada, con episodios que ayudan a recordar temas pasados para hacer más
entendible lo que viene, en esta ocasión no fue así (Y en rigor no es el caso de Breaking Bad porque este sería el episodio
9 pero todos saben a qué me refiero).
¿Alguien
habría reclamado si el enfrentamiento entre Hank y Walter hubiera tardado 3 o 4
episodios más? ¿Si se hubieran dado el tiempo de crear tensión hasta que se
hiciera insoportable? Nadie. O al menos pocos. Habría sido, en términos
generales, y realizado de buena manera (cosa
que siempre ocurre en esta serie), perfectamente aceptable y nosotros
habríamos sido felices viendo capítulo tras capítulo. Pero Breaking Bad no se
toma esas licencias, y es lo que probablemente la convierte en una de las
mejores series… ever. Casi siempre (por
no decir siempre) toma el riesgo de desencadenar los acontecimientos que
estamos esperando de manera rápida y vertiginosa, arriesgándose a desgastar la
situación… a consumirla más bien. Y lo hace. Quema todos los cartuchos y suelta
todos los fuegos artificiales, porque confía en que el guionista será capaz de
crear nuevas situaciones tanto o más impactantes de las que ya han pasado.
Probablemente
lo más importante del episodio es la ya mencionada escena entre Hank y Walter,
y es a lo que voy a orientar toda esta cháchara (igual prácticamente todo el resto irá en esa parte en que pongo puras
cosas al voleo)
Una de las
grandes incógnitas que desde un inicio arrastró la serie, ha sido que iba a
hacer Hank cuando por fin se diera cuenta que Walter y Heisenberg eran la misma
persona. Confieso que al menos en mi caso no era una de esas dudas que permanecía
constantemente, sino que más bien era un pensamiento perdido en el cerebro.
Como esas ideas que te asaltan antes de dormir. No es difícil de entender
considerando la avalancha de cosas que ocurren en Breaking Bad porque ¿quién
iba a estar pensando en las reacciones futuras de Hank cuando a Gus le voló la
mitad de la cara o cuando Mike murió? (aún
me duele esa muerte) Sobre todo considerando la evolución más bien
silenciosa que ha tenido Hank. Desde la primera temporada Hank nos fue
presentado como un payaso o como “el personaje cómico” de la serie. Con esa
idea ya firme en la cabeza, nos mostraron que Hank era además un muy buen
policía, un tipo inteligente, trabajólico, obsesivo y buena persona… pero no
olvidemos que también chistoso. Incluso la escena donde se da cuenta de la
verdad (al final del episodio 8) es
en el baño, lo cual a mi parecer es un guiño a esta situación de comicidad que
siempre parece acompañarlo. Igual y puede que la sensación esa sea solo mía, lo
dejo a sus propias cavilaciones.
Sin embargo
la escena con Walter no tiene nada de chistosa, sino más bien un exceso de
tensión que la hace absolutamente hipnotizante (no se puede ni pestañar). Probablemente el golpe del principio
sirva un poco como válvula para lo que se viene (y algo totalmente esperable por parte de Hank, ya que estamos en estas).
La escena me recordó un poco los documentales sobre animales salvajes en donde
el enfrentamiento físico es muy corto, y lo que abunda es esta suerte de
medición de fuerzas instintiva que se hacen. Por un lado está Hank quien acusa,
ataca y amenaza y por otra está Walter quien a pesar de resentir el
descubrimiento de lo que ha hecho se las arregla para nunca asumir de manera
explícita sus actos. Y así avanza la escena con un Walter que en momentos
parece ser casi suplicante, hasta que Hank (si
el mismo Hank) lo regresa a la batalla al mostrarle su propia debilidad.
Cuando le dice “No sé quién eres”, no es solo la frase, es también declarar que
está totalmente confundido (lo que se le
nota hasta en la cara y en la postura) de que su cuñado, a quien
internamente siempre ha considerado más débil que él, pueda ser en realidad un
monstruo (como él mismo lo ha descrito),
con infinidad de recursos y una inteligencia que a él personalmente se le
escapa. Y Walter aprovecha de manera experta el cambio de marea y se convierte,
ahí delante de sus ojos, en Heisenberg.
Y ahí hay
otro punto notable ya no solo del capítulo, sino que también de la evolución de
la serie. Inicialmente y hasta ya avanzadas las temporadas, Walter solía
recurrir al “disfraz” de Heisenberg para transformarse en él. Gorro, lentes de
sol, etc. Sin embargo a medida que fue estando más adentro del negocio de las
drogas y fue siendo consiente del poder que le confería ser la mente maestra,
la transformación a Heisenberg le fue siendo cada vez más fácil hasta ya no
necesitar recursos físicos para lograrlo, o por decirlo de un modo más icónico,
Heisenberg pasó a ser el Mr Hyde de Walter. Una persona distinta a él que se
esconde en alguna parte, pero que siempre está dispuesto a aparecer cuando se
hace necesario. Esto es lo que ocurre en la discusión con Hank. Apenas ve una
oportunidad, Heisenberg aparece de modo amenazante.
Esto no solo
pasa en esta escena final, sino que probablemente donde mejor se muestre sea cuando
Lydia aparece en el negocio de lavado de autos. Ella le va a pedir a ayuda a
Heisenberg, pero se encuentra con Walter Tímido y medio tartamudo como es. Eso
hasta que Heisenberg logra salir a la luz sin que sea necesario que Walter haga
demasiados cambios. Endurecer la mirada, agravar la voz, cuadrar los hombros y ¡paf!,
ahí está. Es impresionante como Cranston se las ha arreglado para hacer dos personajes
que parecen ser uno solo.
No es que
quiera decir que Walter White es una suerte de chiflado que no puede tomar
responsabilidad de los actos que comete su alter ego. No funciona así. En el
fondo Walter ES Heisenberg. Los principios de Heisenberg son los suyos, su moral
(o falta de ella), y últimamente sus
actos también son los de ambos, lo que ocurre es que no puede reconciliarlos en
un solo estilo de vida.
En honor a
la verdad, aquí entre nosotros y que no salga de este blog, me pasa algo muy
raro con el personaje de Walter White. En el fondo creo que todos los que vemos
la serie sabemos que “merece morir”. O para ser más específica creemos que va a
morir (y si no ocurre me imagino un gigantesco
WTF extendiéndose por el mundo Breaking badiano) y por lo tanto ver capítulo
tras capítulo es como asistir a una crónica de una muerte anunciada. En el
fondo queremos ver cómo pasa y que pasa con todos los otros. Pero ocurre que,
en mi caso al menos, no me agrada la idea. Peor aún no me agrada la idea a
pesar de que cada capítulo Walter, bajo los estándares de conducta y sociedad
que tenemos, hace méritos para “merecer” algún tipo de castigo no sólo por los
actos cometidos contra personas (N.N), sino que también por los que han
afectado a quienes quiere.
Y supongo
que ese es el centro del problema. En el fondo sigo sintiendo empatía por el
problema inicial de Walter que fue asegurar la vida de su familia para cuando
él ya no estuviera. Es cierto que llegó un momento en que eso ya no corría y
que actuó solo por orgullo y/o ambición. Cierto. Es cierto que le gustó el
poder de ser Heisenberg. Cierto. Pero también es cierto que el cáncer volvió y
eso me dejó un poco en el limbo de las sensaciones.
A lo que
voy, es que no estoy segura de no sonreír si al final Walter logra salirse con
la suya y terminar vivito y coleando. Sería como ver un nuevo Kayser Soze, o
algo por el estilo. Lo importante es que más allá de lo que uno quiera y/o
espera que pase, Breaking Bad se ganó el derecho de terminar como quiere, y no
como supuestamente debe. Cosa muy poco usual en cualquier historia.
Cosas y bla bla varias que me da
lata poner de manera más elaborada.
· Si bien es
cierto que el capítulo que vimos no nos hizo esperar por un desenlace que ansiábamos
desde el final del episodio 8 (desde el
año pasado) también es cierto que Breaking Bad reconoce la necesidad de
hacer algunos recordatorios para aquellos que no prestaron suficiente atención
o tienen memoria frágil (o al menos yo
creo que lo hace, y si no, les sale bien igual lo que es aún más digno de
aplauso). La gracia es que lo hace a su modo. Cuando Hank busca toda la
información del caso Heisenberg lo hace utilizando principalmente fotos, que el
espectador puede ver. Así es fácil ir recordando todo lo que ha ido ocurriendo
a lo largo de las temporadas.
·
Es curioso
como la escala de valores entre Jesse y Walter se fue invirtiendo a lo largo de
la serie hasta estar totalmente invertida. En la temporada 1, Jesse no habría
tenido muchos problemas en gastarse hasta el último billete de una fortuna que
haya llegado a sus manos, incluso sabiendo que la plata era de procedencia no
solo dudosa, sino que también sangrienta. Walter por su parte habría tenido
reparos. Ahora la situación es totalmente inversa, lo cual viene a reafirmar la
transformación de ambos personajes y como juzgan los costos de sus acciones.
·
Hartas veces
a lo largo del capítulo Walter repite, casi a modo de mantra, que “El pasado es
el pasado” como una forma de convencerse que si logra mantenerse alejado del
negocio de las drogas logrará recuperar la vida que tenía antes (con bastante más plata eso sí). Sabemos
que eso no ocurrirá ya que los Flash Forward de la serie nos muestran que no
solo Walter (con barba, pelo, armado y
rescatando ricina) está teniendo un momento más que difícil, sino que
probablemente su familia tampoco lo está pasando la mar de bien ya que la casa
en que vivían está abandonada y camino a las ruinas.
· Y hablando
del nuevo aspecto de Walter, no me queda claro si logra superar nuevamente el
cáncer (dado que ya está con pelo) o
simplemente dejó de hacerse la quimioterapia. Habrá que ver… y ya que estamos
en esta creo que es primera vez que vemos a Walter haciéndose la quimio… antes
siempre nos contaban que lo hacía pero no recuerdo haberlo visto en el sillón y
todo eso.
· Cuando Hank
ve el dibujo de Heisenberg, se hace casi obvio que es Walter. Casi como cuando
uno no se explica cómo la gente no cacha que Clark Kent es Superman. Lo que
ocurre en este caso es que Heisenberg es TAN distinto a Walter que a Hank nunca
se le ocurrió relacionarlos, porque simplemente eran como dos seres de
universos distintos.
Cosas finales
· Me reí mucho
con el guión para Star Trek de Badger. Tanto por la historia en sí misma como
por la voz de Badger que nunca he podido superar su capacidad para hacerme
reír.
· Cuando
empecé a ver el capítulo racionalmente me dije “Genial, volvió Breaking Bad”
Pero cuando salió la cortina musical fue “OH MY GOD ESTOY VIENDO BREAKING BAD”
Cosas que logra un buen comienzo.
·
¿Fui la única
que pensó en una película tipo western al final del episodio? Falto que pasara
una bola de paja no más y estábamos. O que apareciera Clint Eastwood.
· Sé que pasó
hace rato, pero extraño la camioneta blanca de Walter. Verlo llegar en ese auto
negro me hace fruncir el ceño.
EXCELENTE!
ResponderEliminarMuy buena Review Pili. Y sí, BBad es arte televisivo del más alto nivel.
Yo es que lo vi ayer y concuerdo. El monologo de badger y skinny pete me hizo reir mucho xD aunque jamas he visto star trek
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