lunes, 15 de febrero de 2016

Película 30/250: Knight of Cups

30/250: Knight of Cups

Hace un tiempo aprendí que hay dos maneras de enfrentarse al cine de Terrence Malick. La primera es enfrentarse como uno lo hace con cualquier película, de manera directa, con cierta esperanza o expectativa y con toda la franqueza de un espectador. Usualmente, en mi experiencia, esta forma convencional de ver una película de Malick solo trae malas experiencias... básicamente porque Malick no hace cine convencional, es decir, no presenta una historia en si misma, sino que en realidad, en mi impresión, lo que hace es representar ideas, pensamientos y anhelos de forma gráfica, y para eso se rodea de actores muy capos y de personal técnico osom como es Emmanuel Lubezki. Nunca nadie ha podido decir que una película de Malick es fea. Cualquier cosa menos fea.

Por eso la segunda forma de enfrentarte a la película, que a mi parecer es la que da mejores créditos, es simplemente dejarse llevar y no intentar "entender" o darle demasiado sentido a lo que ves. Al final, en mi experiencia, logras sacar algo que te hace sentido, pero no una historia que contar (que de partida, creo, no es la idea original de Malick tampoco)

Bajo esa premisa, creo que disfruté Knight of Cups más de lo que he disfrutado otras películas de Malick. La forma en que presenta la película al final logra dar la sensación de decadencia y al mismo tiempo de esperanza que creo quiere presentar. Incluso una nostalgia que no sabes mucho de donde agarrar.

Ahora como casi todas sus obras, es probable que mucha gente considere que la película es muy buena, y otras se decanten con que es muy mala (y altamente pretenciosa. Eso podría entenderlo), pero es el juego de Malick y, a estas alturas de la vida, todos los que lo vemos ya sabemos a que juego estamos entrando.

Eso.

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