jueves, 3 de marzo de 2016

Película 40/250: Historia de un Oso (Bear Story)

40/250: Historia de un Oso (Bear Story)

Ya había visto Bear Story, digamos que por métodos alternativos, pero ayer la vi en el cine (la dan antes de Zootopia) y la experiencia fue distinta a verla en mi casa. Sobre todo por la compañía (sala casi llena de niños y varios adultos).

No voy a ser yo quien a estas alturas (y luego de un Oscar Oh My God aún no supero la emoción) les vaya a descubrir la belleza de Bear Story. Porque es más que la fantástica técnica y lo precioso de las imágenes. Es la melancolía y la nostalgia implícita de principio a fin, en la hojalata, en el circo, en la cara del oso, en la música (se pasaron chiquillos de Denver. Pulgar para arriba)

Lo que me interesa contarles fue la experiencia de verlo en el cine, como les dije, en un cine repleto de niños. Por cierto que los que tienen hijos lo sabían antes que yo, pero los peques son tremendamente perceptivos. Porque sintieron la misma tristeza, la misma nostalgia y aquella pena solapada de recuerdo que tuvimos los que sabíamos exactamente a que se emulaba en el corto. Lo entendieron en si mismo. Porque empatizaron con el oso. Porque saben lo que es la familia y lo que es (o puede ser) perder o dejar de ver a los que quieres y te quieren.

Y puede que al final del día, más allá de los premios (OH MY GOD), ese sea el más grande y osom triunfo de Bear Story. Plasmar la tristeza de la pérdida y la injusticia de modo que todos podemos sentirla. Con conocimiento de causa o no. Por eso, queridos, me dio un poco de comezón cuando por redes sociales comenzó la batalla por "quien tiene más derecho" a celebrar el triunfo de los cabros de PunkRobot. Si algo he aprendido (y tampoco son tantas cosas) es que con este tipo de victorias no se puede ser mezquino. Si alguien que apoyó la dictadura o se hizo el leso ante lo que pasaba (que hay varios) logra emocionarse con Bear Story, es punto ganado. No perdido. Algo avanzamos.

Porque esta claro que el Oscar es de PunkRobot, pero la alegría y la celebración es de todos. Mía como de todo el que se sume.

En el cine, cuando terminó, aplaudimos. Todos.

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