lunes, 21 de marzo de 2016

Película 54/250: The Lady in the Van

54/250: The Lady in the Van

Haberme puesto el desafío de ver 250 películas, implica ver poco más de 20 películas al mes, lo cual quiere decir que veo muchas películas, algunas más buenas que otras. En rigor es un riesgo permanente y ya les he dicho que me he encontrado con algunas bien malas.

Pero hay veces, en que todo ese riesgo y todas las películas malas que una se ve en el camino, se ve recompensado cuando te encuentras con pequeños tesoros como The Lady in the Van.

No es un gran cofre lleno de joyas. No es una bóveda del banco llena de lingotes. The Lady in the Van es ese anillo que pensaste que se había perdido. Ese billete que dejaste en una chaqueta, la guardaste hasta el próximo año y al volver a usarla lo pillas. Ese juguete que no habías visto hace 20 años y que querías tanto de niño.

The Lady in the Van tiene un guión inteligente, ácido y cargado de humor y un par de protagonistas que se lucen. Jennings me sorprendió como el escritor Bennet, sobre todo en su papel de narrador y amé a Maggie Smith. Hacía tiempo que Maggie Smith no salía de su zona de confort, y por que hacerlo, podría decir uno, si le sale tan bien el rol de aristócrata (venida a más o a menos). Aquí le ofrecieron ser una mendiga, de mal olor, cascarrabia, que claramente le falta un par de tuercas y creo, al menos es la impresión que da la película, Smith tomó el papel con ansias, lo pasó bien, le entregó una parte de si y lo sintió propio.

Por estas cosas, la película termina siendo conmovedora pero no es sensiblera. No busca hacer llorar a nadie (no usa músicas para esto, no usa llantos forzados, ni nada), pero si busca hacer que uno sienta cosas. Cualquiera. Y de paso que uno se ría. No a carcajadas, pero si con complicidad.

Una joya.

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