Hace un tiempo me pregunté por qué ya no veíamos a actores tan buenos como Hopkins o Pacino, por decir algunos, en papeles buenos, y puede que sea porque simplemente o no se los ofrecen o porque muchos de estos papeles (una mayoría diría yo) no están en las películas "taquilleras" lo cual, al menos tristemente en Chile, se refiere a películas que no llegan a los cines. Y como no hay papeles que les acomoden a estos monstruos de la actuación en el cine hollywoodense, hay varios que han virado ya sea al cine independiente, o a la salvación y la luz al final del túnel que curiosamente ha pasado a ser la TV. Si esa misma que hace un par de décadas era el premio de consuelo para actores y actrices wannabe.
Así es como se hizo The Dresser o El Vestidor, como una película para la BBC, que es la adaptación de una obra de teatro. Y ES OSOM. Partamos porque tiene un reparto que es un lujo (y ojo repito que es una película para la TV). Los dos roles principales son (afírmense) Ian McKellen y Anthony Hopkins. MUERANSE. Si, hay una película cuyos protagonistas son estos tremendos actores y la mayoría del mundo no lo sabe. Al menos no lo saben los países que no son USA y el Reino Unido.
Y en esta ocasión son más que un nombre... hacen dos tremendos y espectaculares papeles. De aquellos que toda persona que guste de ver buenas actuaciones debería ver, y que todo aspirante a actor debiese querer realizar.
Los tipos se complementan perfectamente, son una delicia de ver (a pesar que sus personajes no son especialmente queribles. Ahí la maestría de los actores), son generosos entre ellos y con el resto de los actores (que también son un lujo), y por cierto con nosotros los espectadores.
Puede que la película sea un pelín más larga de lo que me habría gustado, pero tiene momentos tan notables (sobre todo algunas que son la representación de otra obra), que se perdona.
Un agrado.
No hay comentarios:
Publicar un comentario